El coco
“Soy un hueso duro de roer” le advertí cuando apenas cruzaban los primeros coqueteos. Es que siempre me he sentido como un coco, sí, un coco; no solo por el look despelucado, claro, sino, especialmente, por la dureza de la cáscara, que cubre la suave y blanca textura comestible, que a su vez, contiene líquido fresco. La blancura en mí, estaría representada por la incondicionalidad con la que me entrego una vez que alguien merece mi confianza; el líquido fresco: por el buen humor, el sentido aventurero y la empatía que me fluye con bastantes prójmos. En otras palabras, no soy fácil de morder sin primero gastar una buena dosis de ingenio para romperme la coraza. Aunque lo parezca, no es una pose. Tajante por naturaleza, escéptica por decisión, práctica por sobre todas las cosas; no me permito perder el tiempo ni el control; ahí radica mi blindaje. Para mí la vida es una canción continua pero no repetitiva. Pueden cambiar el escenario, los personajes, el argumento, pero la función siempre tiene que seguir. “Yo te voy a roer hasta los huesos” me respondió.
Me royó como taladro con broca fina. Pequeños agujeros por toda el alma (si queremos llamarle alma a esa conciencia interna que actúa fuera de los parámetros de la razón), hasta dejarme como esponja que chorrea y desparrama emociones por los poros. No me quejo, ser esponja es un estado disfrutable para alguien que siempre ha sido coco, pero, ¿qué va a pasar conmigo de hoy en adelante?, ¿cómo enfrentar la función continua con esta nueva textura? Una esponja y un coco no resuelven los problemas de la misma manera. Por ejemplo ahora, cuando ya estaba lista para empacar una pequeña maleta con efectos personales y mudarme emocionalmente junto al roedor de huesos, sucede que aquel decidió repentinamente dejar de roer(me). ¿Motivos? ,los desconozco. Se me figura que quizá ya no encuentra en mí superficie apta para horadar y prefiere buscar huesos nuevos. Quién sabe. Lo cierto es que, como todo me resulta confuso al momento, lo único que se me ocurre es buscar resina natural de cocotero para iniciar la paciente labor de tapar uno por uno los agujeros provocados, tenderme al sol y ver que pasa.
Bernarda Gui
08/01/12
me encanta !!
ResponderEliminarMuy gracioso tu relato
ResponderEliminar…traigo
ResponderEliminarecos
de
la
tarde
callada
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
COMPARTIENDO ILUSION
BERNARDA
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...
ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE LABERINTO ROJO LEYENDAS DE PASIÓN, BAILANDO CON LOBOS, THE ARTIST, TITANIC SIÉNTEME DE CRIADAS Y SEÑORAS, FLOR DE PASCUA
José
Ramón...